Carta de intención

Ensayo de intención/ carta abierta de la artista, sobre el proyecto CARMELA :

No puedo negar que me acerqué a la danza porque siento que, como medio, tiene una
cualidad escapista y porque en sus expresiones mas clásicas y grandilocuentes (el ballet, que
fue lo primero que conocí) se acerca al romance y la fantasía.
Mi gusto se inclina hacia estos elementos. No los penalizo ni escondo, me gusta el romance y la
fantasía. No pretendo responder a intereses temáticos ni anti-estéticos en boga ni uso mi
trabajo como agenda política para abrirme espacio en los discursos teóricos contemporáneos.
Sencillamente confío en que mi visión política y mis valores se percolan indistintamente en mi
trabajo como mujer, autodidacta y artista independiente en Puerto Rico.
Se izan preguntas sobre cómo trabajar ballet, conforme a mis intereses, formación (que
no es en ballet) y a mi práctica; ¿cómo puedo hacer ballet en Puerto Rico en el siglo XXI? Me
conformo y refugio en que la respuesta es: con honestidad. No tuve que nadar tan profundo
para encontrar lo que necesitaba. En el 1956 la compañía Ballets de San Juan subió a escena el
ballet puertorriqueño La bruja de Loíza, una coreografía de Ana García con música de Jack
Délano. Resulta que ya se había atendido la necesidad de hacer danza clásica insertando
elementos de la cultura puertorriqueña.
Para la creación de Carmela, se impuso una metodología de creación acorde al ballet.
El ballet es narrativo y derivativo, por lo tanto siempre hay un texto, mito, leyenda o cuento de
hadas que fungen como base. Luego se comisiona la música y el compositor realiza una
partitura dividida en actos que componen las estampas narrativas de la puesta en escena. Por
ultimo, el coreógrafo rige los movimientos de los cuerpos en escena. Carmela es una pieza
compuesta haciendo uso de lo que se comprende es la esencia metodológica del ballet. Es
derivativa porque está inspirada en una pieza literaria del periodo romántico y su arreglo
sonoro fue diseñado y compuesto para cumplir con las estampas coreográficas aspiradas. En el
caso de Carmela, el texto que funge como base es Carmilla de Sheridan LeFanu, una novella
vampiresca de 1872 que fue uno de los primeros textos de la literatura moderna en hablar
sobre un romance entre dos mujeres. Carmilla no es un texto puertorriqueño, pero la puesta
en escena es una versión lúdica y criolla, otro sincretismo y choque de símbolos que La

Trinchera utiliza para nutrir y complejizar la coreografía. De esta manera se insertan numerosas
estampas fugaces, alusivas a las emblemáticas construcciones del mundo clásico occidental: La
creación de Adán, Giselle, Edipo Rey, Romeo y Julieta y Nosferatu.
Carmela mantiene vivo un diálogo con el mundo clásico al utilizar el ballet como
estética y como marco metodológico; sin embargo, resiste imposiciones temáticas patriarcales
que el mundo de la danza clásica no transgrede: la liberación sexual, la mujer sujeta a la visión
del hombre (“male gaze”) y el amor fuera de la heteronormatividad. En la ruptura que
ambiciona el proyecto con este choque de elementos aparentemente contradictorios, hay un
paralelismo al material visual complementario inspirado sobre fotos de cuadros de Luis Germán
Cajiga, pintor puertorriqueño de estilo costumbrista cuyas obras son emblemáticas en la cultura
popular como parte de una campaña educativa (e idealizada) sobre la vida del campesino
puertorriqueño. Haciendo hincapié sobre el paralelismo entre el uso del ballet y el trabajo
costumbrista puertorriqueño, se parte de un marco estético tradicional que al ser filtrado con
temas de política sexual e identidad de género, se potencia o hace mayor énfasis sobre la
transgresión. Se utiliza el canon para magnificar el elemento irruptor. Carmela intenta
posicionar al mundo del ballet y valores de la danza clásica en Puerto Rico frente a un
cuestionamiento, no solo de las reglas estéticas occidentales imperantes, sino también sobre el
estoicismo en los roles de género y la circunscripción narrativa heteronormativa.
No se trata de una resistencia, negación, burla o condena al legado estético del mundo
clásico; se trata más bien de una inserción de valores y libertades a tono con luchas
contemporáneas sobre una construcción fantástica del pasado. O como me gusta describirlo:

Una caricia a la próstata de la tradición.

Marili Pizarro (10/03/2020)
Creadora y directora del proyecto Carmela, miembro de La Trinchera

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